domingo, 26 de septiembre de 2010

Capitulo 66:

Hace dos semanas del accidente, hace dos semanas que llevo en coma, y sigo sintiendo aquella mano que aprieta la mía fuertemente. Durante estas semanas apenas se ha despegado de mi, raras veces no noto su mano, esas veces es cuando esta mi madre, que no tardo mucho en venir, que por cierto supe que era ella por la manera en la que lloraba por que al verme ni siquiera pudo hablar. Mi hermana también estaba allí, pero mucho menos, nunca le habían gustado los hospitales, se encontraba mal allí dentro.
Mi madre y mi hermana dormían en mi casa, aunque ellas siempre insistían en quedarse conmigo, pero aquella persona que no se despegaba de mí las obligo en cierto modo a irse a mi casa, por lo que podía oír esa persona se llevaba muy bien con mi familia, especialmente con mi madre.
Lidia y Macarena también estaban mucho tiempo conmigo aunque no tanto porque tenían que seguir estudiando.
Cesar y Adrián ya salieron de la cárcel y muy rápido encontraron un nuevo trabajo cada uno.
Había días en los que estábamos las tres solas y Macarena y Lidia me empezaban a contar las cosas que las habían pasado ese día. Eran unos minutos que le pedían al chico para sentir que estábamos las tres juntas.
Podía notar la voz rota de Macarena yo notaba su tristeza aunque ella no lo pudiera ver, no solo notaba su tristeza por mi, también la notaba por Cesar, por las cosas que me contaba de el podía notar como las cosas no iban bien entre ellos dos. También notaba como Lidia se intentaba hacer la fuerte, aunque había veces que se la notaba demasiado que era humana y por tanto tiene sentimientos tanto tristes como alegres. Aunque normalmente me contaban cosas alegres. Se iban sobre las seis de la tarde mas o menos para prepararse para el día siguiente, aunque hoy como era fin de semana se quedaron conmigo hasta las siete. A las siete menso cinco el chico que me agarraba la mano entro y se sentó en la cama cojiendome la mano de nuevo.
En ese momento sentí algo, no se que fue, pero fue algo que me ayudo a mover mi mano y que me ayudo a coger la mano de aquel chico, poco a poco empecé a abrir los ojos, me pesaban, pero yo necesitaba abrirlos, veía tres cabecitas mirándome fijamente Macarena y Lidia con una sonrisa en la boca, y aquel chico que poco a poco empezaba a reconocer tenia cara de asombro pero a al vez una gran cara de felicidad.

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