Tom era la persona que mas me relajaba en el mundo, pero aun asi no dejaba de darle vueltas a las cosas.
Me sentía un poco, bastante traicionada por Lidia y Macarena, pero por otra parte quería, necesitaba hablar con ellas para solucionar las cosas.
Había veces que una se tenía que tragar el orgullo.
-¿Ágata? ¿Me estas escuchando?
-No Tom, perdón. ¿Qué decías?
-Que vengas, que te voy a enseñar el dormitorio.
-Por cierto Tom, teniendo la casa… ¿Por qué fuisteis al hotel?-Empecé a preguntarle mientras subíamos las escaleras.
-Porque esta mas cerca del centro de Berlín. Desde nuestra casa se tarda mucho y teníamos que solucionar unas cosas allí sobre el nuevo disco.
-A vale, entonces menos mal que mañana es sábado….
¿Por qué lo preguntabas? ¿No te gusto que fuéramos?-Miro hacia atrás donde yo me encontraba y me sonrío como solo el sabe.
-Me lo imaginaba… ¿Alguien rechazando a Tom Kaulitz? Imposible…
-Que egocéntrico que eres de verdad-Dije dándole un leve puñetazo en el brazo.
-Pero te gusta, lo se. Además tú no te quedas corta…
-Es que Tom, estamos echo el uno para el otro
-Que cursi te ha quedado, pero… me gusta.
-Lo se Tom, Lo se-A la vez que se lo dije le guiñe un ojo.
Entramos en la habitación y Tom se sentó en la cama
-Ven, pruébala es muy cómoda-Empezó a decirme mientras daba pequeños saltos en ella.
Me acerque a su lado y me senté imitando sus salititos.
-Es verdad, es muy cómoda.-Al terminar la frase me tumbe en la cama y deje mis pies colgando mientras los movía. Tom se giró hacía mi lado, yo le mire a la vez que dejaba de mover los pies. En ese momento Tom puso su mano sobre mi tripa y agarró mi camiseta, suavemente empezó a subirme la camiseta con sus suaves y delicadas manos.
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